Atrapados en azul

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Atrapados en azul 1997

1. Papá cuéntame otra vez

Letra: Daniel Serrano
Música: Ismael Serrano

Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito
de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo,
y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana,
y canciones de los Rolling, y niñas en minifalda.

Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis
estropeando la vejez a oxidados dictadores,
y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona
en aquel mayo francés en los días de vino y rosas.

Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita
de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia,
y cuyo fusil ya nadie se atrevió a tomar de nuevo,
y como desde aquel día todo parece más feo.

Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada
y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada,
al final de la partida no pudisteis hacer nada,
y bajo los adoquines no había arena de playa.

Fue muy dura la derrota: todo lo que se soñaba
se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas,
y ya nadie canta Al Vent, ya no hay locos ya no hay parias,
pero tiene que llover aún sigue sucia la plaza.

Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis,
que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París,
sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual:
las hostias siguen cayendo sobre quien habla de más.

Y siguen los mismos muertos podridos de crueldad.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.

2. Vértigo

Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano

Recibiré postales del extranjero,
tiernas y ajadas, besos, recuerdos.
¿Cómo están todos? Te echo de menos.
Cómo pasa el tiempo…

Seremos otros, seremos más viejos,
y cuando por fin me observe en tu espejo,
espero al menos que me reconozca,
me recuerde al que soy ahora.

Aquellas manos, aquella mujer,
aquel invierno no paraba de llover,
perdona que llegue tan tarde,
espero saber compensarte.

Estás tan bonita, te invito a un café,
la tarde es nuestra, desnúdame.
Tras el relámpago te decía: “Siempre
recogeré flores en tu vientre”.

Otro hombre dormirá contigo
y dará nombre a todos tus hijos.
Ven, acércate a mí,
deja que te vea,
que otras primaveras
te han de llevar muy lejos de mí.

Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje.
¿Me escucharás, me buscarás,
cuando me pierda
y no señale el norte
la estrella polar?

Las frías mañanas en la facultad,
tú casi siempre huías conmigo al bar,
y me enfadaba si preferías
el aula a mi compañía.

Sobre la mesa botellas vacías,
qué sano es arrancarte esa risa,
y ahora cambiemos el mundo, amigo,
que tú ya has cambiado el mío.

¿Qué haré cuando te busque en la clase,
y mi eco me responda al llamarte?
Otros vendrán y me dirán
que te marchaste,
que te cansaste
ya de esperar.

Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje.
¿Me escucharás, me buscarás,
cuando me pierda
y no señale el norte
la estrella polar?

Y la ronquera, los traicioneros nervios,
que me atacan antes de cada concierto,
viejas canciones, antiguos versos,
que espero retenga algún eco.

Y en el futuro espero, compañero, hermanos,
ser un buen tipo, no traicionaros.
Que el vértigo pase y que en vuestras ventanas
luzca el sol cada mañana.

Pero basta de lamentos,
brindemos, es el momento,
que estamos todos
y no falta casi nadie,
que hay que apurar
la noche que acaba de empezar.

Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje.
¿Me escucharás, me buscarás,
cuando me pierda
y no señale el norte
la estrella polar?

3. Donde estarás

Letra: Ismael Serrano y Daniel Serrano
Música: Ismael Serrano

El tiempo imparable plateará nuestras sienes
y hará de nuestros recuerdos cenizas y humo.
Tú y yo, ahora amándonos cada vez más lejos,
seremos engullidos por un oscuro futuro.

Seremos esa generación perdida
apuntalando las ruinas.

Dónde estarás.

Mientras esperas a que amanezca
conocerás a un hombre, te robará el misterio.
Te dará una casa y muchos hijos,
y romperá tu hechizo, cubriéndote de dinero.

Pero serás una mujer perdida
apuntalando las ruinas.

Dónde estarás.

Niños de azul marino y corbata
se despedirán de ti cada mañana.
Cultivando el cáncer que nos unió,
amarillos los dedos, gris el pulmón.

Dónde estarás.

Con el BMW directa a la gimnasia,
con Gin Tonic ahogando la menopausia,
hora en la peluquería para tapar esas canas,
echándome de menos artrosis en el alma.

Dónde estarás.

Tendrás largas tardes de aburrimiento,
de ginebra y largos cigarrillos bajos en nicotina.
Y mientras tu marido te jura
que no te engaña, por su vida,
soñarás conmigo huyendo de esa rutina.

Pero serás una mujer perdida
apuntalando las ruinas.

Dónde estarás.

Cualquier día nos cruzaremos por la calle
y tú dudarás si pasar de largo o saludarme.
– “¿Cómo estás, qué tal tus hijos?” – “Cada día más grandes”.
– “¿Y qué tal tu marido?” – “Perdona, pero se me hace tarde”.

– “Llámame cualquier día”.
Hay que ver cómo es la vida.

Dónde estarás.

Niños de azul marino y corbata
se despedirán de ti cada mañana.
Cultivando el cáncer que nos unió,
amarillos los dedos, gris el pulmón.

Dónde estarás.

Con el BMW directa a la gimnasia,
con Gin Tonic ahogando la menopausia,
hora en la peluquería para tapar esas canas,
echándome de menos artrosis en el alma.

Dónde estarás.

4. Caperucita

Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano

Caperucita sólo tiene dieciséis
primaveras sin flores, papá le dice: “Ven.
Caperucita eres joven y tienes que aprender
a ocuparte de la casa, que serás una mujer.

Para que seas buena esposa
y no envejezcas sola,
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo,
que te atrapa tu destino,
que has de ser madre y esposa”.
Y la pobre Caperucita llora.

“Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad”.

Una fría tarde Caperucita iba
a casa de su abuela a llevarle comida,
cuando se encontró con un lobo feroz.
“Dime dónde vas niña, que te acompaño yo”.

La muchacha se supo perdida.
Gritaba Caperucita
mientras la devoraba el lobo.
Bajo la falda del vestido
estallaron los dormidos
sueños que en la noche
la mantenían viva. Pobre Caperucita.

“Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad”.

Una gris mañana Caperucita se casó,
vestida de blanco, bella como una flor.
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz,
y su padre orgulloso lloraba de emoción.

Ahora cada noche el lobo la devora,
clava sus dientes, y llora
Caperucita mientras espera a que un aullido
le diga que el dormido animal despertó.
Después descansa tranquilo el malvado lobo feroz.

La cara de Caperucita alumbra una sonrisa
mientras mece una cuna. En ella está una niña,
quizás futura oveja para un lobo feroz,
a no ser que afortunada la rescate tu amor.

Caperucita la arrulla contra el pecho
y un murmullo lento y lleno
de esperanza y vida,
canta Caperucita.

“Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad.

Quiero volar”.

5. Yo quiero ser muy promiscuo

Letra: Ismael Serrano y Daniel Serrano
Música: Ismael Serrano

Yo quiero ser muy promiscuo, cual mis hermanos mayores,
tocar nalgas, tocar pechos, con todas las precauciones.
Yo quiero ser muy promiscuo, como todos mis amigos,
ya que de un tiempo a esta parte, no duermo si no me fustigo.

Ahora que dice la tele que la juventud actual,
está pasando una etapa de desenfreno sexual,
y que ni el SIDA ni el Papa han conseguido evitar
que tiernos mozos y mozas se den al goce de amar

Y por eso yo te digo que quiero ser muy promiscuo,
y revolverme en el lodo del pecado original,
porque estoy un poco harto del pecadillo de Onán.

Yo quiero ser muy promiscuo, como el eximio escritor,
y fiel votante del PP, Fernando Sánchez Dragó,
que ha gozado de mujeres, no de una sino de un millón,
y cada una diferente, que creo que es mucho mejor.

Yo quiero ser muy promiscuo, pero resulta cansado,
lo sé porque me lo ha dicho alguien muy documentado.
Yo la verdad de estas cosas hablo más por referencias,
ya que mi prima Paulina es mi única experiencia.

Pero ya estoy decidido a seguir por esta senda,
de desenfreno y orgía, de cachondeo y de juerga,
y voy a dejar muy claro a mis dos progenitores:
“Yo salgo del seminario por poderosas razones”.

Y por eso yo te digo que quiero ser muy promiscuo,
y revolverme en el lodo del pecado original,
porque estoy un poco harto del pecadillo de Onán.

Yo quiero ser muy promiscuo, no quiero novia ni nada,
sólo relaciones cortas con niñas desenfadadas,
con niñas desenfadadas, con niñas desenfadadas.

6. Amo tanto la vida

Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano

Amo tanto, tanto la vida que de ti me enamoré,
y ahora espero impaciente ver contigo amanecer.
Si se acaba este milagro, si se consume mi voz,
si me das un último portazo, ¿en qué calle moriré yo?

Estás tan bonita esta noche, te sienta el pelo recogido tan bien.
Pídeme cualquier deseo, poco te puedo ofrecer.
Lloras, gritas bajo la lluvia, como el ángel Lucifer.
Somos de nuevo herida abierta, mala tierra trágame.

Trágame.

Amo tanto, amo tanto la vida que de ti me enamoré,
y de amarte tanto, tanto, puede que no te ame bien.
Si yo fuera tu asesino, conmigo nunca tendría clemencia
y me condenaría a muerte, que es condenarme a tu ausencia.

Que no haya más despedidas, que no eres Ilsa Lazlo ni yo Rick Blaine,
ni yo soy tan idiota, no te dejaría ir con él.
El próximo avión que tomes, conmigo lo tendrás que hacer,
y el camino de regreso yo te lo recordaré.

Yo te lo recordaré.

7. La extraña pareja

Letra: Rodolfo Serrano
Música: Ismael Serrano

Eran conocidos en las calles del barrio,
conocidos en todos los bares y tabernas.
Él tan serio, tan alto, tan pálido y delgado,
ella morena y frágil, tan graciosa y pequeña.
Él rondaba, más o menos, los cincuenta,
y ella debía tener no más de veinticuatro.
Él daba clases, creo, en alguna academia,
y ella estudiaba, creo, un curso de italiano.
Bebían y se amaban, o eso parecía,
discutían a veces, a veces sonreían,
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es difícil y extraño en estos tiempos.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

Él entró una noche en el bar de costumbre,
iba vestido todo de riguroso luto,
venía borracho y solo, traía el gesto serio,
y en las manos una corona de difuntos.
Ella le había dejado, nos explicó sereno,
y había decidido considerarla muerta,
y brindar por su olvido y su descanso eterno,
y celebrar su entierro de taberna en taberna.
Así que allá nos fuimos, y para qué contaros:
vasos, vinos y risas, alguna vomitona,
abrazos de amistad, eterna aquella noche.
Requiescat y brindemos por ella y su memoria.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

Al salir de El Almendro ya iba muy borracho,
se cayó en el asfalto y me incliné a su lado.
Supe que estaba muriéndose de golpe,
dijo algo en mi oído, se deshizo en mis brazos.
Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo,
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito.
Llegué hasta el bar que él me había indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido.
Por fin la vi, bailaba muy despacio,
refugiada en el cálido pecho de un muchacho.
Le conté, me escuchó, se abrazó a su pareja.
Yo no sé si lloró, no se veía apenas.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

8. El camino de regreso

Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano

Hasta entonces nunca me habían aterrado
de esta forma los aeropuertos.
Lléname de abrazos, lléname de besos,
creo que anunciaron tu vuelo.
Y entre lágrimas tu figura es devorada por la gente,
y una fiera maloliente clava en mi alma sus afilados dientes.

Sus afilados dientes.

Quedo con el sabor metálico de la soledad
y deshojo el calendario.
Tengo miedo, tengo frío y dudo,
y hago repaso.
Fugaz e indeterminado, como un sueño ha comenzado
esta historia y no sé, en verdad, si fue real.

Quién me iba a decir que te iba a encontrar una noche casual,
yo ejerciendo de torpe sentimental.
“¿Qué haces aquí? A punto estaba de marcharme,
qué bueno es encontrarte”.

Y tú y yo inmóviles, y en torno a nosotros
giraban colores, pasaban horas, rostros.

Pasaban horas, rostros.

Pero nada de esto era importante,
“así que háblame de ti y no pares”.
Apenas te dejaba la música con su metralla.
“Cuéntame cómo era todo antes”.
Aunque seriamente dudo si en verdad hubo un antes,
sólo recuerdo bien, con nitidez, que hubo un después.

Entre empujones, entre la gente,
me acerco torpemente con taquicardia adolescente,
en aquel bar donde no entra ni un rayo de luz,
sé que fuera, sé que fuera amanece.

Sé que fuera amanece.

Nuevos reencuentros, nuevas confesiones, y de repente me veo
perdido en un aeropuerto,
con las pesadillas que día a día me acompañan, cotidianas,
con las que me atormento:

A qué son bailan tus caderas,
qué sudores te alimentan, tengo tanto miedo
de que olvides el camino de regreso,
el camino de regreso.

9. México insurgente

Letra: Daniel Serrano
Música: Ismael Serrano

En el estado de Chiapas, muy cerca de Guatemala,
las masas de campesinos se han levantado en armas.
El Subcomandante Marcos se llama aquel que les manda,
y lucha junto a los indios para liberar la patria.

Los milicos le persiguen y quisieran que acabara
como aquel héroe del pueblo, comandante Che Guevara.
El primer día de enero bajaron de las montañas,
guerrilleros zapatistas para lanzar sus proclamas.

Piden tierra y libertad, como Emiliano Zapata,
y a lomos de su caballo toda América cabalga.
Los hijos de mil derrotas, y su sangre derramada,
van a reescribir la historia, y han empezado por Chiapas.

Piden tierra y libertad, como Emiliano Zapata,
y declaran este estado zona revolucionaria.
Mejor que morirse de hambre es pelear con dignidad,
y que sirva cada bala para defender la paz.

Vivan los héroes de Chiapas y el Subcomandante Marcos,
que vivan Villa y Zapata, y que caigan los tiranos,
que vivan Villa y Zapata, y que caigan los tiranos.

10. Un muerto encierras

Letra: Ismael Serrano y Daniel Serrano
Música: Ismael Serrano

Como tantas madrugadas encerrados en un coche,
en una calle sin luz, una calle sin nombre,
los dos frente a frente se miran despacio,
tras dedicarse al amor y su trabajo.
Secan su sudor, secan su sudor,
tal como han aprendido, no han olvidado.

Él piensa “ya nada es lo de antes,
la vida debe estar en otra parte”,
donde no la divisa porque ella le ciega
con cárceles de oro, con amor sin tregua.
Ya nunca volverán, ya nunca volverán,
ya nunca volverán a hacer nada por vez primera.

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.

Él le regala unas manos llenas de mentiras,
ya no le parece tan bello el cuerpo que acaricia.
Ayer eclipse de sol eran sus pupilas,
hoy son lagunas negras donde el mal se hacina.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se termina.

Ella ya no ama sus vicios, le busca en los ojos,
pasa un ángel volando y se encuentra con otro.
Ayer sus dos brazos eran fuertes ramas
donde guarecerse, hoy son cuerdas que atan.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se acaba.

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.

Él decide por fin vomitar las ideas,
ella lo sabe y tranquilamente lo espera.
Sin calma planea su fuga este preso,
ella no lo mira, no aguanta su aliento.
Ya llegó el final, y van a encontrar
en su corazón arena de desierto.

Perdida la calma, se pone muy serio,
cunde el pánico y le invade un horrible miedo.
Su boca cobarde pronuncia: “Te quiero.
No te vayas nunca, no te vayas lejos”.
Y ella echa a temblar, ella echa a temblar,
ella echa a temblar: “Yo también te quiero”.

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.

11. Atrapados en azul

Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano

Hace veinte años vivías atrapado en el gris,
otro tiempo, otro color,
y te esperaban impacientes en casa,
te habían cogido y nadie sabía si vendrías hoy.

El tiempo ha pasado, las cosas han cambiado,
quizás se respira mejor,
pero corremos delante de los mismos,
y es que pasado el tiempo hay quién no envejeció.

Y es que vivimos atrapados en azul,
atrapados en azul,
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
Atrapados en azul,
atrapados en azul.

De día uniformados, de noche encapuchados,
imparten la misma ley.
Lloverán sapos y culebras, lloverán piedras,
y luego os preguntaréis por qué.

Seas rojo, negro o chino,
o si te pasaste de listo, aprenderás tu lección.
Las cámaras nunca recogen lo que sucede en la celda,
entre uno y otro furgón.

Y es que vivimos atrapados en azul,
atrapados en azul,
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
atrapados en azul,
atrapados en azul.

Atrapados en azul,
(a por ellos),
atrapados en azul,
(tenles miedo),
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
atrapados en azul,
atrapados en azul.

Atrapados en azul,
(madre preocúpate),
atrapados en azul,
(si a tu hijo llegan a coger),
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
atrapados en azul,
atrapados en azul.

Atrapados en azul,
(a por ellos),
atrapados en azul,
(tenles miedo),
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
atrapados en azul,
atrapados en azul.

12. Ana

Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano

Ana, es tan corta la vida,
y son tantas despedidas
llenas de promesas vanas.

Ana, ¿qué será de nosotros
cuando caigamos y otros
ocupen nuestro lugar?

Ana, ¿dónde será la batalla
próxima en que perdamos
la guerra contra la soledad?

Ana, volverás a escuchar
las piedras que contra tu ventana
lanzó la felicidad.

Lanzó la felicidad.

Ana, es tan corta la vida,
quizás me vuelva mentira
y no te conozca mañana.

Ana, cuando te esconda un abrazo
recuerda entonces el año
en que forjamos la paz.

Ana, quizás me marche y no vuelva,
quizás me muera y no tengas
que maldecirme jamás.

Ana, te veo y me declaro culpable
de desear tu presencia
más que desear la paz.

Ana, ¿qué hago yo con mis canciones,
con el manojo de escarcha,
con mis ganas de matar?

Ana, ¿qué hago yo con las montañas
de papeles que he firmado
jurando morir o amar?

Jurando morir o amar.

Ana.