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La canción de nuestra vida 2023
1. LA CANCIÓN DE NUESTRA VIDA
Hubo un tiempo en el que todo nos nombraba.
Yo soñaba con canciones inmortales,
con abrazos al pie de una barricada
y gemidos retumbando en los portales.
Eran días de litrona y facultad.
Era el mundo desbordando mis sentidos.
Era el tiempo del reinado del azar,
del amor urgente y definitivo.
Era el tiempo del concierto en el café,
de las noches que duraban varios días.
El futuro no cabía en el papel
y sonaba la canción de nuestra vida.
El mundo dolía y yo te cantaba,
y tú, tú estabas ahí.
El mundo crecía en cada palabra
y yo era tu aprendiz.
Escribo junto a ti
la canción de nuestra vida.
Está por escribir
nuestra historia todavía.
El verano deshojaba el calendario,
y el amor rimaba entonces con futuro.
Apostaste todo o nada a unos labios.
Poco a poco viste transformar tu mundo.
Celebrabas tu contrato temporal
y nervioso preparabas la mudanza.
Los amigos ayudaban a cargar
toda tu vida metida en cuatro cajas.
El amor como un espejo se hizo añicos.
Enterraste algunos sueños en cenizas
y otra vez tocó mudarse a nuevo nido.
Y sonaba la canción de nuestra vida.
El mundo dolía y yo te cantaba,
y tú, tú estabas ahí.
El mundo crecía en cada palabra
y yo era tu aprendiz.
Escribo junto a ti
la canción de nuestra vida.
Está por escribir
nuestra historia todavía.
Te caíste y te volviste a levantar
aun cuando todo parecía imposible.
Te dijiste que ya no podías más,
y pudiste, ya lo creo que pudiste.
El planeta navegaba a la deriva
y tus hijos arribaban justo a tiempo.
Asustado planeabas y fingías
que sabías lo que estábamos haciendo.
Ya no ardes por las noches como antes.
Nos tocó vivir algunas despedidas,
nos cambiaron algunos interrogantes,
pero aún suena la canción de nuestra vida.
El mundo dolía y yo te cantaba,
y tú, tú estabas ahí.
El mundo crecía en cada palabra
y yo era tu aprendiz.
Escribo junto a ti
la canción de nuestra vida.
Está por escribir
nuestra historia todavía.
2. SABER GANAR
Yo que siempre creí saber perder,
licenciado en las escuelas del fracaso,
expulsado de los bares del Edén,
el fantasma de tu futuro pasado.
Yo orgulloso siempre me jacté
de apostar al caballo equivocado.
La derrota a mí me sentaba muy bien,
y resulta que esta noche hemos ganado.
De repente traes laureles a mi cuarto,
la república a mi reino de derrota,
alas de ángel para todos los diablos,
Betadine para mi sonrisa rota.
Experto en derrotas, rey del desatino,
cantando al abrigo de un cielo nublado,
trajeron tus manos estrellas fugaces
que hicieron realidad lo deseado.
Es mala costumbre darse por vencido.
Escapa al destino, al nunca y al siempre.
La lucha se pierde solo si abandonas.
La vida da comienzo en esta hora.
Me cansé de la pose del vencido.
Reconozco que quizá la he practicado
en exceso, y, cómo no, en cada partido,
yo fingí la dignidad del goleado.
Y no está mal ganar de vez en cuando,
beber un trago del vermú de la victoria,
despedirme con honores del pasado
y en tu vientre recoger toda la gloria.
Si te crees mejor perdiendo eternamente,
si te gusta el amargor de los fracasos,
me perdonarás que esta noche me ausente.
No está mal coronar de vez en cuando.
Experto en derrotas, rey del desatino,
cantando al abrigo de un cielo nublado,
trajeron tus manos estrellas fugaces
que hicieron realidad lo deseado.
Es mala costumbre darse por vencido.
Escapa al destino, al nunca y al siempre.
La lucha se pierde solo si abandonas.
La vida da comienzo en esta hora.
3. ESTO NO ES UNA CANCIÓN DE DESAMOR
Hoy no cantaré desde el rencor.
Esto no es un himno a la derrota.
No es una canción de desamor,
no saldrán puñales de mi boca.
Es verdad que a veces duele un poco.
Es verdad que cuesta acostumbrarse.
Reconozco que me vuelve loco
el futuro entre interrogantes.
No es una canción de desamor.
Si lo fuera, que este no es el caso,
haría una burda disección
de mi corazón hecho pedazos.
Mentiría diciendo que te odio,
rompería todos los espejos,
ardería nuestro dormitorio
con mis planes y conmigo dentro.
Yo que nunca supe despedirme,
tengo que aprender a retirarme.
Sabes bien que los finales tristes
tienen vocación de interminables.
Deja que me marche, desamor.
Deja que no extrañe tu tormento.
Hoy te escribo esta triste canción,
un regalo de último momento.
No es una canción de desamor.
No son versos para una elegía.
Sé disimular bien el dolor,
levantarme de entre las cenizas.
Y, aunque a veces me cubra tu sombra,
me sorprendo a veces sonriendo.
Reconozco que, cuando te nombran,
como un pajarito me hago el muerto.
No es una canción de desamor,
aunque a lo mejor me he equivocado.
No se gestionar bien el temor
de encontrarte en todos los abrazos.
Déjame que te sea sincero:
el dolor no dura eternamente.
Yo, a pesar de todo, te deseo,
vayas donde vayas, mucha suerte.
4. UN VESTIDO Y UN AMOR
Te vi,
juntabas margaritas del mantel.
Ya sé que te traté bastante mal.
No sé si eras un ángel o un rubí,
o simplemente te vi.
Te vi,
saliste entre la gente a saludar.
Los astros se rieron otra vez,
la llave de mandala se quebró,
o simplemente te vi.
Todo lo que diga está de más.
Las luces siempre encienden en el alma,
y cuando me pierdo en la ciudad…
Tú ya sabes comprender.
Es solo un rato, no más.
Tendría que llorar o salir a matar…
Te vi, te vi, te vi…
Yo no buscaba a nadie y te vi.
Te vi,
fumabas unos chinos en Madrid.
Hay cosas que te ayudan a vivir.
No hacías otra cosa que escribir.
Y yo simplemente te vi.
Me fui.
Me voy de vez en cuando a algún lugar.
Ya sé, no te hace gracia este país.
Tenías un vestido y un amor.
Yo simplemente te vi.
Todo lo que diga está de más.
Las luces siempre encienden en el alma,
y cuando me pierdo en la ciudad…
Tú ya sabes comprender.
Es solo un rato, no más.
Tendría que llorar o salir a matar…
Te vi, te vi, te vi…
Yo no buscaba a nadie y te vi.
5. FÁBULA DE LOS CONEJOS
Perseguidos por los lobos,
tres conejos escapaban.
Corren por bosques y montes.
Saltan ríos y quebradas.
Corren y corren y corren
como rayo en la montaña.
Ya los lobos quedan lejos
y los conejos se paran.
Jadeante, dice uno:
– Aquí ya no nos alcanzan.
Luego seguimos corriendo
como el viento, si hace falta.
Otro se tumba a su lado:
– Me parece que no hay nada
como el diálogo, hablemos
con ellos a ver qué pasa.
«Firmemos la paz conejos
y lobos. Y que mañana
vivamos juntos y hermanos
sin miedo y sin amenazas».
El tercer conejo dice:
– Compañero, estás majara.
A la primera de cambio
nos comerán con patatas.
«Lo mejor es que luchemos
contra ellos, camaradas.
Si nos juntamos y unimos,
a ver qué lobo nos para».
Y el conejo entona a gritos:
– “Bella Ciao, a las barricadas”.
Pregunta el primer conejo:
– ¿Quién mandará en la batalla?
«No tenemos ningún jefe.
Y si nadie nos ampara,
esto será una masacre,
una ruina, una matanza».
– Yo puedo ser vuestro jefe.
Tengo edad, sé de estrategias
de guerra mejor que nadie
– uno, muy serio, sentencia-.
– ¿Que tú vas a ser el jefe?
Esto es todo una locura.
– Yo propongo una asamblea.
– Y yo mi candidatura.
-Pero insisto -continúa-,
la guerra no es necesaria.
Que se firme un armisticio
y aquí paz y, después, gracias.
– Pues yo estoy tan ricamente
-el otro conejo habla-,
aquí, escondido a la sombra,
ningún lobo nos alcanza.
-Hay que luchar -dice el otro -.
¿Pero no veis que nos matan?
Antes que arroz con conejo
prefiero dar la batalla.
Y discuten y discuten.
Liderazgos y bravatas,
que si paz o que si guerra,
que si esperar o si nada.
En esto llegan los lobos
y los encuentran que estaban
discutiendo como tontos
hablando, habla que te habla.
Devoran a los conejos
como la historia contara.
Moraleja: el tiempo, amigos,
no hay que perderlo en bobadas.
6. UN MUERTO ENCIERRAS
Como tantas madrugadas encerrados en un coche,
en una calle sin luz, una calle sin nombre,
los dos, frente a frente, se miran despacio,
tras dedicarse al amor y su trabajo.
Secan su sudor, secan su sudor,
tal como han aprendido, no han olvidado.
Él piensa «ya nada es lo de antes,
la vida debe estar en otra parte»,
donde no la divisa, porque ella lo ciega
con cárceles de oro, con amor sin tregua.
Ya nunca volverán, ya nunca volverán,
ya nunca volverán a hacer nada por vez primera.
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas.
Huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.
Él le regala unas manos llenas de mentiras,
ya no le parece tan bello el cuerpo que acarician.
Ayer eclipse de sol eran sus pupilas,
hoy son lagunas negras donde el mal se hacina.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se termina.
Ella ya no ama sus vicios, lo busca en los ojos.
Pasa un ángel volando y se encuentra con otro.
Ayer sus dos brazos eran fuertes ramas
donde guarecerse, hoy son cuerdas que atan.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se acaba.
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.
Él decide, por fin, vomitar las ideas,
ella lo sabe, tranquilamente lo espera.
Sin calma planea su fuga este preso,
ella no lo mira, no aguanta su aliento.
Ya llegó el final, y van a encontrar
en su corazón arena de desierto.
Perdida la calma, se pone muy serio,
cunde el pánico y lo invade un horrible miedo.
Su boca cobarde pronuncia: «Te quiero.
No te vayas nunca, no te vayas lejos».
Y ella echa a temblar, ella echa a temblar,
ella echa a temblar: «Yo también te quiero».
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.
7. ELLA
Era una mujer de las películas,
de cuando el cine era en blanco y negro,
Bogart fumaba cigarrillos
altos en nicotina, y largos,
largos eran los besos.
La encontraba todas las mañanas
mirándome burlona. Yo esperaba el metro.
Hubiera dado, lo juro, cualquier cosa
porque su risa fuera
mi esperanza y mi espejo.
Cada mañana la veía en el andén.
En nuestros ojos se iba todo el sueño.
Era la luz bajo la tierra de mi tren.
Era mi amor y mi secreto.
Quedaba prendado entre sus piernas.
Pasaba días mi deseo en su cuerpo.
Soñaba verla una noche cualquiera
con una copa en los bares más negros.
Siempre adivinaba en sus ojos de sombra
un amor fracasado, un pasado de fuego,
de barcos y de trenes
con el pecado en sus venas
y en el alma el recuerdo.
Cada mañana la veía en el andén.
En nuestros ojos se iba todo el sueño.
Era la luz bajo la tierra de mi tren,
era mi amor y mi secreto.
Nunca le dije que ella era mi amor.
Y una mañana en la pared del metro,
yo pude ver cómo arrancaban su imagen
dejando una hipoteca al dos cinco por ciento.
8. BURBUJAS DE AMOR
Tengo un corazón
mutilado de esperanza y de razón.
Tengo un corazón
que madruga donde quiera.
Y ese corazón
se desnuda de impaciencia ante tu voz.
Pobre corazón
que no atrapa su cordura.
Quisiera ser un pez
para tocar mi nariz en tu pecera
y hacer burbujas de amor
por donde quiera.
Pasar la noche en vela,
mojado en ti.
Un pez,
para bordar de corales tu cintura
y hacer siluetas de amor
bajo la luna.
Saciar esta locura
mojado en ti.
Canta corazón,
con un ancla imprescindible de ilusión.
Sueña corazón,
no te nubles de amargura.
Y este corazón
se desnuda de impaciencia ante tu voz.
Pobre corazón,
que no atrapa su cordura.
Quisiera ser un pez
para tocar mi nariz
en tu pecera
y hacer burbujas de amor
por donde quiera.
Pasar la noche en vela,
mojado en ti.
Un pez,
para bordar de corales tu cintura
y hacer siluetas de amor
bajo la luna.
Saciar esta locura
Mojado en ti.
Una noche
para hundirnos hasta el fin.
Cara a cara, beso a beso,
y vivir por siempre
mojado en ti.
Tengo un corazón
mutilado de esperanza y de razón.
Tengo un corazón
que madruga donde quiera.
Tengo un corazón.
9. UN PEDACITO DE TIERRA
Ese camino, hijo mío,
no lleva ya a ningún sitio.
Ya no pasarán las aguas
por el cauce de este río.
Todas las viñas y huertas
han sido ya abandonadas.
La montaña huele a humo
y a la hojarasca quemada.
No hay gallos ya que despierten
cuando la vida amanece.
Y en esa selva lejana,
ya los árboles no crecen.
Al monte lo cubre un manto
de cenizas y tristeza,
y por las playas del mundo
ya no hay castillos de arena.
Una pradera desierta.
No hay una nube en el cielo.
El aroma de la hierba
es ya tan solo un recuerdo.
Viene un futuro difícil
para vosotros, mis hijos.
Quizá aún contemos estrellas
alguna noche de estío.
Moby Dick lejos resopla
por océanos de plástico.
No regresan las cigüeñas
a los viejos campanarios.
El cuento se ha terminado
para el lobito feroz.
En el tejado se duerme
un solitario gorrión.
Tú, niño que aún no lo sabes,
y tú, niña que ahora empiezas
a caminar por la vida,
vais a vestir el planeta
de verde y de primavera,
y como un viento de gloria
veré sonreír en vosotros
la delicada memoria
del tiempo en que juntos fuimos
un pedacito de tierra.
Y daréis luz al futuro
de este pequeño planeta.
La esperanza es como el agua
de un vasito en la tormenta.
No volverán los agostos
ni aquellas tardes de siesta,
cuando el mundo era más joven
y era más limpia la lluvia.
La paz es como un suspiro
entre un vendaval de furia.
Las ciudades son ahora
un territorio enemigo.
El horizonte es gris humo
y se desbordan los ríos.
Resuenan voces que niegan
imprudentes el desastre,
tapa su ruido el murmullo
de quienes leen las señales.
Tú, niño que aún no lo sabes,
y tú, niña que ahora empiezas
a caminar por la vida,
vais a vestir el planeta
de verde y de primavera,
y como un viento de gloria
veré sonreír en vosotros
la delicada memoria
del tiempo en que juntos fuimos
un pedacito de tierra.
Y daréis luz al futuro
de este pequeño planeta.
10. TIEMPO
El tiempo es un ave
enjaulada que decora
el despacho que en las sombras
planifica tu futuro.
Y cada segundo
que te roba esa oficina
nunca volverá a tu vida,
no te lo devuelve el banco.
Y un manto te tapa
la sonrisa y el deseo.
Sonámbula avanzas,
vas descalza y en el suelo
las piedras te arañan
y te asalta la ansiedad
y te trae cada mañana
flores de Lorazepam.
No hay tiempo para verse.
No hay tiempo para amar.
No hay tiempo para ti.
Vivamos el presente.
Tenemos ya la edad
de nuestro porvenir.
La vida es un instante
eterno si el recuerdo
no deja de brillar.
Que los relojes callen,
que tú guardas el tiempo.
El nuestro hoy está por comenzar.
¿Por qué no dejar de lado el humo?
Si miras al futuro todo está por comenzar.
Hacer así un lazo en cada nudo,
romper el muro en nuestro pecho y respirar.
Pero no todos se acuerdan.
Aparentar estar cuerdos
nos tiene contra las cuerdas.
Tantas app`s, tantos cracks y tu Google maps
en un círculo vacío danto vueltas.
Y cada cima está tan alta…
Más que personas nos dicen
que seamos una marca.
El tic tac no me dicta el ritmo
y un algoritmo no va a calcular
qué hay en mi alma.
Hemos aprendido el precio,
pero no el valor.
Sin darnos cuenta se nos ha escapado el tiempo.
De momento yo no envidio al que es mejor:
envidio a quien vive mejor cada momento.
El dios del mercado
nubló nuestro entendimiento,
impuso el relato
quitándonos el tiempo.
Y llega el momento
de reparar los días,
ponerse en el centro,
y recuperar la vida.
No hay tiempo para verse.
No hay tiempo para amar.
No hay tiempo para ti.
Vivamos el presente.
Tenemos ya la edad
de nuestro porvenir.
La vida es un instante
eterno si el recuerdo
no deja de brillar.
Que los relojes callen,
que tú guardas el tiempo.
El nuestro hoy está por comenzar.
11. ME AMO
Somos cuerpos perfectos
con el filo mellado.
Somos lo que el espejo
no refleja del todo.
Soy el tiempo ganado.
Soy la más bella arruga.
Soy la piel que han surcado
tantos ríos de lluvia,
fruto de tanta risa,
fruto de algunos llantos.
Soy la vida a punto de empezar
y soy bello porque soy real.
Soy la duda eterna que hay en mí,
y también todo lo que aprendí.
Y me amo tanto…
Me amo así.
Y me amo tanto…
Me amo así.
Soy la curva más bella
que la luna trazó.
Soy la talla perfecta
para vestir el traje
de tu celebración.
Soy el árbol pelado
que se empeña en ser flor.
Soy lo no planeado.
Soy el viento que arrastra
una vieja canción.
Soy la vida a punto de empezar
y soy bello porque soy real.
Soy la duda eterna que hay en mí,
y también todo lo que aprendí.
Y me amo tanto…
Me amo así.
Y me amo tanto…
Me amo así.
12. LOS AMANTES INVISIBLES
La edad implacable,
el tiempo que pasa,
todo lo vivido
convirtiéndose en humo.
Como los glaciares
el reloj avanza,
haciendo camino,
desgastando el orgullo.
Ellos que en un tiempo fueron reyes,
el centro del mundo,
el núcleo del bing bang…
Ellos que provocaban la fiebre
de un cuerpo desnudo
con tan solo mirar…
Los dos asustados
mudaban sus pieles
ante la presencia
indiferente de extraños.
Sus cuerpos se agrietan,
se hacen transparentes,
fruto de la inercia
que imponen los años.
Él era una forma sin contorno,
nadie lo miraba:
un mueble en el desván.
Ella era un fantasma algo borroso,
tan solo una brasa,
lluvia tras el cristal.
La luz
del atardecer llegó,
sutil,
para darme su calor.
Como el sol de invierno, me ilumina
mi amante invisible.
Los dos invisibles
hacen un esfuerzo,
lanzan sus bengalas,
sin ganas sonríen.
Sus miradas tristes
buscan el deseo
en otras miradas,
señal de que existen.
Pero la pintura que el olvido
puso con los años
no es fácil de quitar.
Con la obstinación de los vencidos
siguen empeñados
en salir de la oscuridad.
Pero una mañana
sucede algo extraño
y, como una brisa
de fin de verano,
algo invisible
le roza la mano.
Surge una sonrisa
visible en sus labios.
Y los invisibles se miraron,
radiantes y bellos,
dispuestos a empezar.
Y a su paso prestos se giraron
rostros indiscretos
al verlos brillar.
La luz
del atardecer llegó,
sutil,
para darme su calor.
Como el sol de invierno, me ilumina
mi amante invisible.
13. ESTARÉ AHÍ
Tal vez algunos días
el mundo duela un poco
y un manto de cenizas
lo cubra casi todo.
Todo eso pasará,
terminará el invierno
y llenará los cauces
el agua del deshielo.
Vigila tu rencor,
muy poco lo merece.
Hay quien odia las cosas
que teme o que no entiende.
No escuches al profeta
que augura tus fracasos.
Creer no es suficiente,
pero sí necesario.
Yo estaré siempre ahí.
Cuando quieras.
Todo lleva hasta ti:
tus preguntas,
mis repuestas.
No dejes que te engañen,
no todo es competencia.
La suerte es más probable
según sea la herencia.
La vida es tan hermosa
que parece verdad.
Defiende tu alegría,
milita en la amistad.
Yo estaré siempre ahí.
Cuando quieras.
Todo lleva hasta ti
tus preguntas,
mis respuestas.
Tanto por decir…
Trato de encontrar
la palabra justa, la manera
de contarle al mundo tu belleza.
Busca la raíz.
No dejes de amar
para abrir las grandes alamedas.
Hoy la vida es una puerta abierta.
No sé muchas verdades,
tampoco dar consejos,
te ofrezco interrogantes
que no es un mal comienzo.
Tampoco es un mal plan
ir a tu lado siempre
y que, al vernos llegar,
los amigos se alegren.
